jueves, 2 de octubre de 2014

El “espíritu” del Concilio?


El “espíritu” del Concilio?



Recuerdos del pasado


En una  ciudad pequeña , provinciana , al inicio de los 70, pocos eran los conocimientos que los laicos  teníamos del Concilio y todo se reducía a lo que  nos  transmitía el señor cura o su vicario,  menos conocimiento teníamos aun los que éramos muy jóvenes en ese entonces, en que nuestra participación en los grupos católicos juveniles  se orientaba más a la acción y al encuentro fraterno, y en cuyas reuniones se empleaba mas tiempo en las "dinámicas de grupo". que al estudio y reflexión. 

Primer contacto con los textos conciliares.

Recuerdo que llevado por la curiosidad de saber algo mas del Concilio, en 1973, adquirí  una edición de la BAC, (que aun conservo), con todos los textos  conciliares.  La lectura del primer documento , “Sacrosanctum Concilium”  sobre la Liturgia me fue sorprendiendo, pues caí en cuenta que los textos decían una cosa, pero en lo concreto se hacía otra. ¿Cómo era esto posible?...Algunos ejemplos de esa incongruencia: el Concilio  encomia al Organo como instrumento espléndido para la liturgia, sin embargo los Organos en Chile dejan de tocarse y entran en una fase de progresivo abandono,, los armonios yacen arrinconados y polvorientos;  el Concilio permite el uso de nuevos instrumentos en cuanto  eran aptos o podían adaptarse a la dignidad de la liturgia y de esto tienen que pronunciarse las Conferencias Episcopales, sin embargo, en la liturgia se ocupa cualquier instrumento: guitarras y bajos eléctricos, bombos, panderos, triángulos, bongoes, etc. sin mas razón que el gusto personal de los integrantes y que varía cada cierto tiempo y lugar; el Concilio declara que el Canto gregoriano es el propio de la Iglesia y que debe cultivarse, y sin embargo, no se escucha en ninguna parte, al contrario, proliferaban los cantos  de origen pentecostal, los negro spirituals de los protestantes norteamericanos, las baladas pop; el Concilio insiste en que las letras de las nuevas composiciones deben inspirarse en los textos litúrgicos y bíblicos,  pero lo común son los cantos sentimentales de letras banales;  el Concilio llama a cultivar y proteger el tesoro musical tradicional de la Iglesia, al que denomina  “tesoro de valor inestimable”, sin embargo, esas composiciones  solo es posible escucharlas en  conciertos. Sería largo enumerar las contradicciones entre lo que el Concilio norma, pide o recomienda, en materias litúrgicas, y lo que se efectivamente se hace.


La falsa apelación al "espíritu del Concilio"


¿Qué explicación había para ello?...  La respuesta no se hizo esperar: el espíritu del Concilio. Con lo cual se nos quiere decir que no obstante el texto del Concilio diga una cosa, ateniéndonos al “espíritu del Concilio” , debemos comprender otra. Curioso, al parecer el Espíritu Santo que por boca de nuestro Señor Jesucristo nos pide que un sí, sea un sí, y un no sea un no, (Mt. 5;37) al sucesor de Pedro  (Santo Padre) y al colegio apostólico (obispos), no les concede suficientes luces como para que un sí, signifique si,  sino que haya que recurrir al "espíritu del Concilio" para entender que lo que querían decir no era lo escrito, sino lo diametralmente opuesto.  Es comprensible que los textos conciliares no agoten en sí todo su significado y que requieran de profundización y estudio, pero de allí llegar a entender que lo que se quiere decir es precisamente lo opuesto al texto, no es problema ya de teología litúrgica o pastoral, sino falta absoluta de sentido común y mas propiamente podríamos decir que estamos frente a una necedad. Y sin embargo, este tipo de interpretaciones  se arrastra ya por mas de cincuenta años, y pese a las reiteradas Instrucciones de las Congregaciones Romanas y de los Santos Padres, se insiste en las mismas falsedades. Los mayores dificultades que han surgido para la aplicación correcta del Concilio no han venido de los que están fuera de la Iglesía, ni  de los lefevristas ni los herejes sedevacantistas,  sino de aquellos supuestamente  fieles seguidores de las  enseñanzas conciliares y que sin embargo, en aras del “espíritu del concilio” (que no es otra cosa que su interpretación y gusto personal ) traicionan y deforman su verdadero sentido... ¿Qué hacer frente a esto?  Sólo hay un remedio eficaz: escuchar, estudiar  y atender al Magisterio de la Iglesia, Mater et Magistra. Parafraseando el escritor sagrado podríamos decir: aunque venga un doctor de la mismísima gregoriana a enseñarnos algo contrario al Magisterio de la Iglesia, no lo atenderemos.
Gracias a Dios, por aquí y allá están surgiendo obispos y sacerdotes  que están nadando contra la nefasta corriente de la tergiversación del Concilio, no son muchos pero ya se hacen notar. El Espíritu Santo los ilumine y fortalezca.

1 comentario:

  1. No deja de ser curioso, pero una de las visiones de la Beata Ana Catalina Emmerich decía:

    "... se guardaba silencio sobre la cruz, sobre el sacrificio y la satisfacción, sobre el mérito y el pecado, donde los hechos, los milagros y los misterios de la historia de nuestra redención debían dejar paso a «profundas teorías de la revelación», donde el hombre-Dios, para ser soportado, sólo debía ser presentado como «el amigo de los hombres, de los niños, de los pescadores», donde su vida no tenía valor más que como «enseñanza», su Pasión como «ejemplo de virtud», su muerte como «caridad» sin objeto; donde se le quitaba al pueblo creyente el antiguo catecismo que se reemplazaba por «historias bíblicas» donde la falta total de doctrina debía de ser velada bajo «un lenguaje ingenuo al alcanza de todas las inteligencias»; donde los fieles estaban forzados a «cambiar todos sus libros de piedad», sus viejas formulas de plegaria y sus antiguos cánticos por producciones de fábrica moderna «tan malas y tan impías» como aquellas por las que se intentaba reemplazar el misal, el breviario y el ritual. (AA.II.415)" Una profecía que podemos estar viviendo ahora.

    Eduardo Martínez

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